Estilo Miriñaque

Hacia 1840 el binomio de cinturas estrechas y faldas voluminosas siguió estando presente, esta vez en su máximo esplendor. 

El cuerpo femenino se encontraba aprisionado por cinturas ceñidas por el uso de apretadísimos corsets y faldas que no sólo ganaban volumen sino que cada vez se hacían más pesadas porque para poder sostenerlas las mujeres debían colocarse varias faldas superpuestas y enaguas de crin (de caballo) tejidas con lienzo resistente.

Después de los años 50, el desarrollo industrial y el surgimiento del acero permitió la creación del miriñaque o crinolina, una enagua hecha con aros de acero templado para muelles que permitía armar la falda sin que sea tan pesada y reforzar los ojales del corset para ajustarlo más.

La invención de la máquina de coser Singer y la anilina permitieron crear una amplia variedad de materiales y diseños para las faldas que, lejos de liberar al cuerpo, se hicieron extremadamente anchas alrededor de 1860.