El vestido a la francesa fue el traje oficial adoptado para las ceremonias realizadas en el Palacio de Versalles desde mediados del Siglo XVIII hasta 1789.
Estaba compuesto por una sobrefalda abierta, peto en forma triangular con escote cuadrado y enagua expuesta en la parte delantera. Se llevaba sobre la cotilla (corsé) que elevaba el busto y estrechaba la cintura y un armazón interior, el panier francés, hecho con aros de metal o mimbre unidos con cuerdas que se colocaba alrededor de la cintura para ahuecar la falda y ensanchar las caderas.
Las mangas pagoda eran largas hasta el codo y terminadas con encaje.
Los pliegues Watteau caían desde los hombros por toda la espalda y deben su nombre al pintor que los inmortalizó en diferentes retratos, Jean-Antoine Watteau.
Los colores pasteles, las estampas floreadas y la decoración con cintas, lazos, encajes y puntillas, hacen del robe a la francesa un verdadero símbolo del estilo Rococó.
María Antonieta fue una fiel representante de este estilo que completaba con altísimos peinados y sombreros adornados con flores, plumas y cintas.
Me encanta ver cómo recrea esta época Sofía Coppola en su película “María Antonieta”, protagonizada por Kirsten Dunst y ganadora de un Oscar a mejor vestuario que incluye calzado hecho por Manolo Blahnik y unas modernas Converse infiltradas como perlita.
¿La viste?
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