Magnificencia absoluta en la esquina más iluminada de New Bond St que aloja a la tienda más atractiva, Louis Vuitton.
En vidriera, la modelos se pasean por un corredor lleno de puertas que representa los pasillos de hoteles frecuentados por las mujeres en la década del 20, el mismo contexto que se vio sobre la pasarela de presentación de temporada y que enmarca el estilo de la colección.
Las modelos lucen vestidos cortos de seda, estilo baby doll, con bordes de encaje y puntillas, tal como la lencería del momento que acompañan con el cabello corto que da el toque final al look.
Plumas, lentes, moños y pieles le dan a la colección un toque más de misterio. Una vidriera que se convierte en un verdadero hotel.
En otra zona de la casa, los clásicos de siempre, la marroquinería con el monograma inconfundible, baúles, carteras y accesorios detrás de rejas que también destellan glamour.
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