La vidriera del local de Yves Saint Laurent en la Place Saint-Sulpice de París me dejó con la boca abierta.
Acostumbrada a ver millones de maniquíes estáticos en nuestras vidrieras, me sorprendió enormemente la ductilidad con la que estaba armada esta vidriera. En cada una, tres maniquíes posan con gran sentido estético y refinado, acomodando su cuerpo para formar las iniciales del nombre del gran Yves Saint Laurent.
En una se combina el básico blanco con rojo, en la otra el clásico negro con azul. Zapatos, carteras y accesorios completan la escena.
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